martes, 20 de septiembre de 2016

Derechos de autor: ¿una especie en peligro de extinción?


A medida que la tecnología avanza también lo hacen aquellos cuestionamientos que nos plantea. ¿Debemos modificar nuestra rigurosa postura legal frente a la autoría de un texto o es preferible aferrarnos con uñas y dientes a nuestras políticas aun vigentes?
- por Maria Antonella Di Sario-
   En la era digital en que vivimos, todo es atravesado por la tecnología: surgen adelantos fascinantes pero también nuevos problemas que generan polémica y batallas ideológicas. Por ejemplo, ¿qué sucede con los derechos de autor ahora que muchas obras literarias son compartidas en la Web? Numerosos fanáticos de la literatura sostienen que abolir las leyes que protegen la producción de un escritor sería un crimen que atentaría contra su creación artística. Por otro lado, expertos están convencidos de que permitir que se comparta gratuitamente textos es un paso hacia la democratización intelectual acercando a más personas a una mayor variedad de lecturas.
   Encontrar una postura frente a esta discusión no es sencillo. Creo que no es legítimo abolir los derechos de propiedad literaria en nombre de una supuesta democratización porque la escritura es un arte: implica un proceso de creación, un viaje sin redes de protección, un arduo esfuerzo y también la resignación del autor a un trozo de su alma que inmortaliza en su obra. Por lo tanto, si no hubiera regulaciones que protejan al artista dejaríamos de valorarlo y reconocer su trabajo.  Cuando un escritor no cobra por su trabajo no puede vivir del mismo. Esto no es un problema para un personaje reconocido como J.K.Rowling, pero si, para un joven que recién comienza su carrera. Más allá de estos pensamientos, considero ampliamente destacable que Internet brinda una inmensa oportunidad de expandir la lectura y la escritura a todos los sectores de la población. Resultaría ingenuo no reconocer lo positivo de producir textos y compartirlos colectivamente.
   Hay una teoría que plantea que abandonar las políticas de derecho autor nos acerca a las costas de la democracia, pero ¿qué tal si fuera en realidad una anarquía camuflada? Utilizando las palabras de Christian Vandendorpe, si nos embarcamos en la marea de la Web surfeando desde un contenido flotante a otro se “(…) presentan también peligros y sorpresas: uno puede perderse, llegar a tierras nuevas, encallarse en un arrecife (…)”  El derecho de autor se define como la protección que le otorga el Estado al creador de las obras literarias o artísticas desde el momento de su creación y por un tiempo determinado, por eso, si fueran eliminados resultaría en un caos de información; muchos autores conseguirían el respaldo de legitimidad de una editorial, mas otros quedaran a la deriva. Para ellos no seria algo extraño que su libro fuera copiado, reproducido sin consentimiento o compartido estando alterado. El lector no queda fuera de peligro: el también podrá ser engañado por los “piratas” de la literatura.
   A pesar de este argumento, es cierto que en la actualidad la economía es un factor clave en nuestra sociedad y pagar un libro puede ser muy costoso. Para muchos la solución es descargar el material gratis violando reglamentaciones. No caeré en culpar a los consumidores (yo misma he sido una de ellos alguna vez) pero creo que aquí el problema es financiero. Si se generaran mejores oportunidades de compra, precios más alcanzables o se ofrecieran beneficios extra al adquirir productos originales, bajaría el número de descargas ilegales. Quien lee un PDF online lo hace porque desea disfrutar el ejemplar y a su autor, solo que no puede costear el monto oficial.
   En conclusión, es difícil tener una posición firme. Ambas voces alrededor de este conflicto tienen una alta cuota de verdad. De todas maneras, la respuesta no es eliminar el concepto de propiedad literaria, sino buscar alternativas que expandan la llegada de los autores que admiramos y de tantos que aun no conocemos. Existen ya casos de bibliotecas virtuales legales o paquetes especiales disponibles al comprar un libro en algún portal online. Debemos adaptarnos a la era digital pero tampoco dejar de lado las cosas buenas y valiosas de otras épocas.

   

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