A medida que la
tecnología avanza también lo hacen aquellos cuestionamientos que nos plantea.
¿Debemos modificar nuestra rigurosa postura legal frente a la autoría de un
texto o es preferible aferrarnos con uñas y dientes a nuestras políticas aun
vigentes?
- por Maria Antonella
Di Sario-
En la
era digital en que vivimos, todo es atravesado por la tecnología: surgen
adelantos fascinantes pero también nuevos problemas que generan polémica y
batallas ideológicas. Por ejemplo, ¿qué sucede con los derechos de autor ahora
que muchas obras literarias son compartidas en la Web? Numerosos fanáticos de
la literatura sostienen que abolir las leyes que protegen la producción de un
escritor sería un crimen que atentaría contra su creación artística. Por otro
lado, expertos están convencidos de que permitir que se comparta gratuitamente
textos es un paso hacia la democratización intelectual acercando a más personas
a una mayor variedad de lecturas.
Encontrar
una postura frente a esta discusión no es sencillo. Creo que no es legítimo
abolir los derechos de propiedad literaria en nombre de una supuesta democratización
porque la escritura es un arte: implica un proceso de creación, un viaje sin
redes de protección, un arduo esfuerzo y también la resignación del autor a un
trozo de su alma que inmortaliza en su obra. Por lo tanto, si no hubiera
regulaciones que protejan al artista dejaríamos de valorarlo y reconocer su
trabajo. Cuando un escritor no cobra por
su trabajo no puede vivir del mismo. Esto no es un problema para un personaje
reconocido como J.K.Rowling, pero si, para un joven que recién comienza su
carrera. Más allá de estos pensamientos, considero ampliamente destacable que Internet brinda una
inmensa oportunidad de expandir la lectura y la escritura a todos los sectores
de la población. Resultaría ingenuo no reconocer lo positivo de producir textos y
compartirlos colectivamente.
Hay una teoría que plantea que abandonar las
políticas de derecho autor nos acerca a las costas de la democracia, pero ¿qué
tal si fuera en realidad una anarquía camuflada? Utilizando las palabras de
Christian Vandendorpe, si nos embarcamos en la marea de la Web surfeando desde
un contenido flotante a otro se “(…) presentan también peligros y sorpresas:
uno puede perderse, llegar a tierras nuevas, encallarse en un arrecife (…)” El derecho de autor se define como la protección que le otorga el Estado
al creador de las obras literarias o artísticas desde el momento de su creación
y por un tiempo determinado, por eso, si fueran eliminados resultaría en un
caos de información; muchos autores conseguirían el respaldo de legitimidad de
una editorial, mas otros quedaran a la deriva. Para ellos no seria algo extraño
que su libro fuera copiado, reproducido sin consentimiento o compartido estando
alterado. El lector no queda fuera de peligro: el también podrá ser engañado
por los “piratas” de la literatura.
A pesar de este argumento, es cierto que en
la actualidad la economía es un factor clave en nuestra sociedad y pagar un
libro puede ser muy costoso. Para muchos la solución es descargar el material
gratis violando reglamentaciones. No caeré en culpar a los consumidores (yo
misma he sido una de ellos alguna vez) pero creo que aquí el problema es
financiero. Si se generaran mejores oportunidades de compra, precios más
alcanzables o se ofrecieran beneficios extra al adquirir productos originales,
bajaría el número de descargas ilegales. Quien lee un PDF online lo hace porque
desea disfrutar el ejemplar y a su autor, solo que no puede costear el monto
oficial.
En conclusión, es difícil tener una posición
firme. Ambas voces alrededor de este conflicto tienen una alta cuota de verdad.
De todas maneras, la respuesta no es eliminar el concepto de propiedad
literaria, sino buscar alternativas que expandan la llegada de los autores que
admiramos y de tantos que aun no conocemos. Existen ya casos de bibliotecas
virtuales legales o paquetes especiales disponibles al comprar un libro en
algún portal online. Debemos adaptarnos a la era digital pero tampoco dejar de
lado las cosas buenas y valiosas de otras épocas.
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